Oficina de prensa de Roberto Schmalbach, Bucaramanga, noviembre 15 de 2017
Santos sigue siendo el verdugo de los santandereanos. No siendo suficiente con negar la modernización de la refinería de Barrancabermeja, de aplicar la regresiva reforma tributaria que golpeó los bolsillos de todos los colombianos y privatizar Hidrosogamoso e ISAGEN, ahora pretende entregar el Páramo de Santurbán a la multinacional MINESA, sin importar el riesgo al que somete a los ciudadanos y a las fuentes hídricas de Santander.
En mi calidad de ex diputado me sumo a las voces de rechazo que se han manifestado de manera categórica contra este nuevo atentado hacía nuestro departamento. En la región existe una gran sensibilidad con la suerte del Páramo de Santurbán porque es allí donde nace el agua que alimenta a Bucaramanga, su área metropolitana y algunas poblaciones de Norte de Santander. Para los santandereanos la defensa del agua y la vida es fundamental, prueba de ello es la última movilización del 6 de octubre que llenó las calles de Bucaramanga de más de cien mil personas que exigen la protección del páramo y que MINESA o cualquier otra multinacional desista de hacer minería a gran escala.
Igualmente, me uno a las manifestaciones de denuncia que se hacen ante el silencio de los congresistas de nuestra región que le han dado la espalda a la ciudadanía y no se han pronunciado sobre la principal preocupación del departamento. Lo anterior, demuestra que el gobierno de Santos ha cooptado a los representantes y senadores para que sean cómplices de MINESA y su proyecto de mega minería.
Santander no tiene quien lo represente y esto tiene que cambiar, invito a continuar apoyando al Comité en Defensa del Páramo y el Agua, al que apoyé durante mi presencia en la Asamblea Departamental y continuaré apoyando con o sin credencial, profundizaré en esta lucha por defender el recurso natural más importante para la preservación de la vida. Es momento de dar una lección de dignidad a los que quieren hacer negocios con nuestro medio ambiente. No vamos a permitir que el Páramo de Santurbán lo conviertan los politiqueros de turno en una nueva cuenta en los paraísos fiscales del mundo.