José Arlex Arias, Cartagena, marzo 23 de 2020

Hay temas que no pueden pasar por alto en Colombia, a pesar que solo se hable de la pandemia del Covid 19, porque marcan el rumbo de una democracia.”Qué miedo pensar diferente en Colombia”, es un comentario generalizado, ya que el asesinato sistemático de líderes sociales y dirigentes de oposición ha sido un denominador común en la historia nacional. Esta es  una de las razones por las que en Colombia se mantiene el predominio del pensamiento y la actuación de terratenientes, latifundistas, caciques políticos y la godarria ultraconservadora, que amalgamada con los neoliberales y combinada con “la cultura traqueta”, mantiene a este país en el atraso.

 

Según Wikipedia, las listas negras son “versiones clásicas de las listas de proscripción utilizadas en la Antigua Roma de los tiempos de Lucio Cornelio Sila. En ellas estaban los nombres de los indeseados por el régimen que debían ser asesinados… Una lista negra es una lista de personas, instituciones u objetos que deben ser discriminados… La discriminación puede ser social, técnica o de alguna otra forma… Su uso puede ser repudiable ya que, en general no se ajusta a las normas legales que otorga el derecho a las personas: un juicio justo, derecho a la defensa, suposición de inocencia, etc.… En las dictaduras a menudo existen listas con los enemigos del régimen y los libros prohibidos”. La aparición en Colombia de una nueva lista negra abre el debate político nacional; sin embargo, al igual que el tema de la corrupción oficial por compra de votos denunciado por Aída Merlano, o en los lazos de la supuesta compra de votos para la campaña del presidente Duque, ordenados por este y Álvaro Uribe a un narcotraficante conocido como el “Ñeñe” Hernández, han sido opacados por la voluntad de los grandes medios y por la importancia de la propagación de la pandemia de la enfermedad COVID-19, producida por el contagio de un coronavirus.

 

Por un descuido del Ejército de Colombia, el 9 de este mes, el portal Cuestión Pública hizo la denuncia en Twitter de que había sido notificado por este de haber sido incluidos en una “lista de oposición” después de los hilos que publicaron sobre la “Ñeñepolítica”. Es una lista de periodistas y medios que el Ejército fichó como enemigos –donde se encuentran también políticos–, la cual fue borrada. Aunque en ella figuran personajes y periodistas defensores del status quo, pero han tenido alguno que otro desliz independiente, también detalla a otros con una actitud de defensa de la democracia y la soberanía del país. La aparición de esta lista negra llama la atención puesto que viola la supuesta neutralidad política, no deliberante, de las fuerzas militares y se encuentra en concordancia con las denuncias de la ONU, el Comité Internacional de la Cruz Roja y organizaciones no gubernamentales extranjeras y nacionales frente a la violación permanente de los derechos humanos, el asesinato de líderes sociales, las desapariciones y el desplazamiento forzado, que ubican a Colombia como uno de los países más peligrosos del mundo. Este hecho hizo que a través de Twitter, el Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Edison Lanza, asegurara que “El Ejército de Colombia incluye periodistas/medios, dirigentes sociales y políticos en una lista de monitoreo de redes bajo el rótulo Oposición. Huele a estigmatizar y crear un “enemigo interno”. Urge aclarar y rectificar en línea con obligaciones constitucionales e internacionales”. ¡Sobra decir que no se ha aclarado ni rectificado nada!

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