La enseñanza de la historia y la geografía en la educación formal adquiere en este momento histórico del país una importancia estratégica. Se ha aceptado como un dogma incontrovertible la idea de la globalización y la necesidad de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Los profesores y los estudiantes deben mirar en forma crítica tales ideas aceptadas como un dogma. Y para ello los programas de historia y geografía ofrecen la mejor oportunidad. Desde el Ministerio de Educación se ha venido impulsando la política de adecuar la educación a las condiciones y exigencias del TLC. Es indudable que la historia y la geografía constituyen dos áreas que, por omisión o por propósito, se constituyen en un instrumento a favor o en contra de una política determinada. Por omisión para que no exista oportunidad de contrarrestarla. Y por propósito, precisamente para crear una conciencia a su favor. Es decir, que la enseñanza de la historia y la geografía deben convertirse en asignaturas estratégicas más en este momento de la realidad nacional. Un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos estará definiendo la historia y la geografía—por lo menos la económica—de este país por muchos años en adelante.
Cada una de las dos asignaturas jugará un papel específico en la nueva situación histórica y geográfica en que quedará colocado el país. En historia se juzgará la entrega de la soberanía nacional hecha por los gobernantes de turno, se analizará el papel imperialista de Estados Unidos a comienzos del siglo XXI, se mirará la ruina de la economía nacional, se examinará el control ejercido por los monopolios estadounidenses y la devastación operada sobre la pequeña y mediana empresa, y así las consecuencias de un hecho histórico que definirá el futuro de la nación. En geografía económica se estudiará el rumbo del desarrollo económico, los cambios operados sobre la estructura de producción, el viraje del proceso económico de las regiones, en una palabra, el cambio radical de Colombia operado por el Tratado y las consecuencias nefastas para su estructura económica.
Una tendencia predominante en boga, acorde con la cual se han diseñado los exámenes del ICFES, ya no solamente fusiona la enseñanza de la historia y la geografía, sino que mete en el mismo saco las ciencias naturales y las ciencias sociales. Se trata de la teoría de las competencias, hija directa del constructivismo, que ha inspirado los estándares del Ministerio de Educación y que se han convertido en la guía obligada de las instituciones educativas por presión de esa dependencia gubernamental. Según su orientación no existe diferencia epistemológica entre el estudio de la naturaleza y el de la sociedad. Primero, porque para esta escuela no existen leyes objetivas ni en la naturaleza ni en la sociedad. De ahí que el estudio se convierta en construcción individual y subjetiva, cualquiera sea su resultado, por absurdo que parezca. Segundo, porque los estudiantes son los que definen el conocimiento, cualquiera sea su carácter y su naturaleza. Da, entonces, lo mismo que el objeto sea de física, química, biología, que de historia o geografía. Tercero, porque si los estudiantes son los que arbitrariamente definen el conocimiento—si es que de conocimiento se puede hablar—sobran los profesores. A lo sumo, su papel se reduce a una guía mientras más lejana mejor y no importan las diferencias, si existieran, entre las dos ciencias. Cuarto, porque en esa forma, la formulación de estándares no es sino una forma de definir procedimientos y de dejar al garete los contenidos. En el fondo es la metodología de convertir la historia y la geografía en asignaturas que vayan al vaivén de las políticas dominantes.
Comúnmente la historia y la geografía se denominan “sociales”. No es correcto. El término es simplemente un adjetivo que no significa nada. La historia es una ciencia social. Está sometida a la concepción ideológica del historiador y su verdad sólo aparece en medio de una profunda lucha interna de la sociedad. El adjetivo está calificando al sustantivo “ciencia”. Y debe clasificarse así. En cambio, la geografía es una ciencia social y natural a la vez. No puede clasificarse la geografía física como una ciencia social. El estudio del universo y de la tierra corresponde a las ciencias naturales y no a las ciencias sociales. Y las leyes de las ciencias naturales son objetivas y no sometidas a la interpretación subjetiva del actor o del intérprete. La ley de la gravedad se aplica inexorablemente en las condiciones de la atmósfera de la tierra. En cambio la geografía económica o la geografía urbana sí entran en el ámbito de las ciencias sociales, es decir, están sujetas a la posición ideológica del actor.
De esta consideración resulta ilógico e incorrecto fusionar la enseñanza de las dos áreas, la historia y la geografía. La experiencia ha demostrado que la fusión ha degenerado en confusión o en anulación de una de las dos. En últimas, todas las áreas están relacionadas en una u otra forma. Pero fusionarlas no produciría sino indeterminación, falta de claridad, superficialidad y falta completa de comprensión de la naturaleza de los fenómenos sociales o naturales. Si se tiene claridad sobre los objetivos de la enseñanza de cada una de estas dos áreas, resulta incontrovertible su separación y su especialización.
La interpretación histórica está sometida a la confrontación de las diversas clases de la sociedad. Cada una de ellas interpreta los hechos históricos de acuerdo a sus intereses. Si se aplica la dialéctica y se interpreta la historia conforme a las contradicciones que determinan su relación con las formas de producción, es lo que Marx planteaba como la determinación del desarrollo de la historia por la economía. Y no olvidaba que la ideología también le juega en el proceso histórico a la producción, a la economía. No así el proceso de la naturaleza que no está sometida a la confrontación de los intereses económicos o políticos y de las ideas. De ahí que la geografía física no esté sometida al vaivén de los intereses sociales o políticos. Pero sí la geografía humana y la geografía urbana, para señalar dos especialidades.
Objetivos de la enseñanza de la historia
Resulta indispensable preguntarse para qué se enseña la historia en la educación primaria y en bachillerato. Muchas instituciones no tienen claridad sobre este punto fundamental. En gran medida por eso aceptan que se excluya del programa o se fusione con la geografía. No se trata, por supuesto, de una erudición barata o de una información curiosa. Se trata ante todo de formar una conciencia histórica. No es una frase vacía. Significa que los estudiantes al final de su bachillerato tengan instrumentos reales y capacidad para juzgar los hechos históricos pasados. Pero esa conciencia histórica les posibilitará elementos para tomar posición sobre los hechos presentes. A lo que se aspira es a que los estudiantes adquieran un criterio para comprender, analizar y juzgar los hechos históricos y la realidad política y económica que les toca vivir.
Si se forma a los estudiantes en un método de estudios, un sistema de interpretación, un criterio para juzgar y una visión inquisitiva sobre la historia, se ha alcanzado la formación de una conciencia histórica. De lo que se trata no es de la enseñanza de la historia como un instrumento más o menos enciclopédico para ampliar la cultura general. No es el conocimiento por el conocimiento. No son los datos por los datos. No son los hechos por los hechos. La enseñanza de la historia tiene que conducir a que los estudiantes desarrollen la capacidad mínima de tomar posiciones frente a los hechos históricos, juzgarlos, sopesarlos y compararlos, de tal manera que puedan, a la luz del desarrollo de la sociedad, interpretar la realidad social, política y económica que están viviendo.
En segundo lugar, la enseñanza de la historia debe encaminarse a la formación de una conciencia de la soberanía nacional. Con ninguna otra asignatura se tiene la oportunidad de poder desarrollar una formación sobre el carácter de nación, sobre el sentido de la nacionalidad, de la pertenencia, de su formación, de su relación con el mundo. Comprender la historia de la sociedad colombiana y la soberanía nacional llevan inevitablemente a estudiar la formación de Colombia como nación y su relación con el mundo, así como el condicionamiento de la situación internacional sobre el país.
En esencia, se trata de que la enseñanza de la historia se conduzca de la historia nacional a la historia mundial y no al revés. Que de la historia mundial se escoja lo necesario para comprender la historia nacional y no al contrario. Lo que determina la selección de los temas de enseñanza es, entonces, la de la historia de Colombia. Y de la historia nacional, el punto de partida tiene que ser el de la independencia. Desde que Colombia entra a la historia mundial con el descubrimiento de la nación por Europa hasta los avatares de Colombia contemporánea en un mundo dominado por Estados Unidos y las grandes potencias mundiales. Es decir, el estudio de los hechos mundiales estará supeditado a los que se requieran para ubicar y entender mejor los hechos de la historia nacional.
En tercer lugar, la enseñanza de la historia tiene que ser científica. No resulta fácil determinar el significado del concepto de “estudio científico” de la historia, por la inevitable relación de la enseñanza de la historia con la ideología. No será lo mismo partir de una orientación positivista o neopositivista, para la cual, la historia tiene el mismo carácter de objetividad de una ciencia natural y, por lo tanto, su contenido no se modifica con la ideología del historiador o del estudioso. Pero también pude mencionarse una corriente académica del estudio de la historia sobre la base de modelos matemáticos propia de varias escuelas norteamericanas. Y, así mismo, el enfoque materialista dialéctico aplicado por George Lefèvre a su célebre historia de la revolución francesa, sobre la base del estudio de las contradicciones sociales y políticas inherentes a su proceso.
En cuarto lugar, la enseñanza de la historia debe conducir a una comprensión del desarrollo de la sociedad humana en su conjunto. Para lograrlo no es necesario agotar toda la historia de la sociedad humana, lo cual resulta imposible. Por eso, el método consiste en seleccionar los temas esenciales de desarrollo de la sociedad colombiana durante la primaria y el bachillerato y en undécimo grado, partiendo ya de un avance de los estudiantes en la comprensión histórica, echar una ojeada general a la historia de la humanidad, tomando solamente los temas globales de mayor significación histórica.
El programa de historia lo define el programa de bachillerato. Tiene que comenzar desde sexto grado, pero extenderse hasta undécimo. No puede suspenderse, como está sucediendo actualmente en casi todas las instituciones, en noveno grado. Pero en primaria el programa es el mismo de bachillerato, sólo que es necesario adaptarlo a las condiciones de desarrollo de los estudiantes. Los temas se reducen en extensión y se adaptan en complejidad. Resulta, sin embargo, que el programa sea igual al de bachillerato, para que en los cursos superiores se amplíen y se profundicen.
Programa de historia
Grado 6°. Un semestre: descubrimiento y conquista de América
1. Carácter y significado del descubrimiento.
2. Posibilidades del descubrimiento: Europa y España en el momento del descubrimiento.
3. Las culturas precolombinas de América.
4. La aventura de Colón
5. La conquista de América: México, Perú, Nueva Granada
Grado 7°. Un semestre: La colonia
1. Evolución de las monarquías española.
2. Auge de Inglaterra y papel de la piratería.
3. La situación de los indígenas.
4. Sistema español de gobierno en América y la Nueva Granada.
5. El esclavismo moderno y el papel de África. Los movimiento revolucionarios en América
6. Los movimientos culturales en América
Grado 8°. Un semestre: La independencia de América
1. Antecedentes:
a. Los comuneros, la Ilustración, la independencia de Estados Unidos, la Revolución francesa.
b. Napoleón y la Europa napoleónica.
2. Los precursores de la independencia de Colombia.
3. Bolívar y el proceso de la independencia.
4. Primera etapa de la república independiente hasta la Gran Colombia.
Grado 9°. Un semestre. Desarrollo de Colombia y el mundo en el siglo XIX
1. La gran revolución económica y social de mitad de siglo: libre cambio, eliminación de los resguardos, desamortización de bienes de manos muertas, separación de la Iglesia y el Estado.
2. Las guerras civiles de 1860, 1876, 1885 y la Guerra de los Mil Días.
3. Los grandes cambios sociales: la eliminación de la esclavitud, la reforma educativa de los radicales, la colonización antioqueña,
4. Los movimientos políticos: la revolución de medio siglo, la formación y desarrollo de los partidos políticos, la Regeneración.
5. El mundo del siglo XIX: la revolución industrial, la revolución capitalista en Estados Unidos, la revolución científica, el desarrollo de Japón y China.
Grado 10°. Un semestre. Desarrollo de Colombia y el mundo en el siglo XX
1. Desarrollo de Estados Unidos en el siglo XX y su papel en América Latina.
2. Las grandes revoluciones del siglo XX: rusa, china y cubana.
3. Desarrollo del capitalismo financiero en el mundo.
4. La modernización de la economía y la política en Colombia: la pérdida de Panamá, Pedro Nel Ospina y la danza de los millones, la revolución en marcha de López Pumarejo, los planes de desarrollo de la segunda mitad del siglo, la modernización de la apertura económica y la Constitución de 1991.
5. Proceso histórico de la posguerra en Colombia: el Frente Nacional, tres etapas de la violencia de la liberal conservadora a la de la guerrilla y el narcotráfico, el movimiento campesino y el movimiento obrero.
6. América Latina en el siglo XX: las dictaduras militares de la primera y segunda mitad del siglo.
Grado 11°. Un semestre. Una visión general de la historia de la humanidad desde la formación primitiva hasta el presente
1. Formación primitiva de la humanidad hasta el homo sapiens.
2. Las primeras civilizaciones y la formación del Estado: Mesopotamia, Grecia y Roma.
3. El cristianismo y la sociedad feudal: La Edad Media, China y Japón.
4. La expansión musulmana y el desarrollo del Imperio Otomano
5. El mercantilismo y las monarquías absolutas.
6. La revolución industrial y la revolución científica.
7. El colonialismo europeo del siglo XIX.
8. Desarrollo del capitalismo en el siglo XIX y XX.
Objetivos de la enseñanza de la geografía
Resulta indispensable y urgente rescatar la enseñanza de la geografía como una disciplina con características específicas y objetivos particulares. Su fusión con la historia le ha hecho perder su especificidad, su importancia y su necesidad en la enseñanza. Es su primer objetivo fundamental. Si el rescate se logra en medio de tanta maraña teórica que obnubila el sentido de la enseñanza, su segundo objetivo se orienta a explorar el puesto de la tierra en el universo. No se trata de una exploración física, sino de una exploración intelectual. Y en esta forma el estudio de la geografía conduce a una ubicación en el mundo y en el país. ¿Por qué los estudiantes de segundo y tercer grado no ubican su país en el mundo, en el continente, en la región? O ¿por qué los estudiantes de primaria no ubican la tierra en el universo, y el sol, y los planetas y las estrellas principales y distinguen sus nombres y sus figuras como lo hicieron los más antiguos habitantes de este planeta?
Un paso superior en el estudio de la geografía debe conducir a la comprensión de la división política y al funcionamiento económico del mundo y del país. Y dentro de ello, a una visión de la inmensa diversidad cultural existente en el planeta. Política, economía y cultura organizada por continentes y por países. Es decir regionalizada. Y de allí puede resultar en niveles superiores un estudio comparativo de los países, de las zonas, de las organizaciones regionales. Se puede avanzar hasta el desarrollo económico de los países y profundizar en las causas de sus diferencias fundamentales. Teorías abundan sobre las condiciones que determinaron el desarrollo económico de Estados Unidos y de Latinoamérica.
Como en todo programa es necesario un hilo conductor del programa. En geografía, a todo lo largo de su duración en primaria y bachillerato es el conocimiento de la tierra, de su puesto en el universo y de su organización política, económica y cultural. Se puede partir de la descripción de la tierra, de su composición, sus elementos, su funcionamiento para llegar a su puesto en el universo. Y el programa debe adelantar hasta la división política de los países, a su organización y a su desarrollo económico. Puede adelantarse, además, a elementos que contribuyan a desarrollar una conciencia sobre la conservación del medio ambiente.
En primaria la geografía debe ser una asignatura de máxima intensidad horaria para ofrecerla en cada semestre de tercero a quinto. Su carácter descriptivo más que analítico y abstracto, la hace un medio muy adecuado para la enseñanza en primaria. Y en bachillerato puede reducirse su duración hasta noveno grado. Aquí hay una diferencia importante con la enseñanza de la historia que debe intensificarse en bachillerato y ampliarse a décimo y undécimo, en donde es mayor la comprensión de los estudiantes de la problemática general. En bachillerato los temas económicos adquieren una gran importancia, sobre todo al comparar los países entre sí, con el fin de profundizar en su desarrollo económico. El nivel de profundidad va avanzando de primaria a bachillerato en los mismos temas hasta llegar a los temas más complejos de geografía económica y cultural.
Programa de geografía
I. Primer nivel:
a. La tierra y el universo:
i. El sistema solar: los planetas, las distancias, la composición nuclear.
ii. La tierra en el sistema solar: movimientos de la tierra, la tierra y la luna.
iii. El universo: origen, extensión, composición y elementos.
b. La tierra:
i. Comoposición: núcleo, corteza, capas tectónicas.
ii. Movimientos: coordenadas, estaciones, medidas de tiempo.
iii. Clima y atmósfera: energía, temperatura, atmósfera, vientos.
iv. Descripción: océanos, mares, montañas, volcanes, ríos, costas, desiertos, polos.
c. Elementos de trabajo y estudio:
i. Cartografía.
ii. Exploración espacial.
iii. Satélites artificiales.
iv. Observación astronómica.
II. Segundo nivel: geografía física de los continentes.
a. Montañas principales por continentes.
b. Ríos principales por contientes.
c. Geografía de las ciudades por continentes: urbanización, principales ciudades del mundo, problemática de las ciudades.
d. Vías de comunicación del mundo: rutas marítimas, aéreas, terrestres.
III. Tercer nivel: geografía política y económica.
a. Geografía política del mundo: división política, sistemas de gobierno, población por cada continente.
b. Geografía económica del mundo: desarrollo económico por países seleccionados, características de la producción, descripción macroeconómica, indicadores socioeconómicos por continente y por países seleccionados.
IV. Cuarto nivel: Geografía física, económica y política de Colombia.
a. Montañas, ríos, ciudades, regiones, vías de comunicación.
b. División política: departamentos, municipios.
c. Mapa económico: producción agrícola, industrial, minera.
d. Características físicas, políticas y económicas de cada departamento con su mapa respectivo.
Criterios sobre un plan de estudios de historia y geografía
Cada programa debe tener lo que aquí denomino un hilo conductor. Es el concepto que da unidad a todo el programa de una asignatura. De ahí que todas las asignaturas tienen que determinar el hilo conductor que unifique su programa. En cada institución educativa el grupo de profesores de un área debe definir el hilo conductor de su programa, al cual deben supeditarse todos los temas incluidos en él. Estoy proponiendo que en la enseñanza de la historia el hilo conductor sea la explicación histórica de la sociedad colombiana enmarcada en la historia mundial. En geografía estoy proponiendo que el hilo conductor sea el conocimiento de la tierra.
Resulta inconcebible que la enseñanza de la historia se suspenda en noveno grado. Es, precisamente, en décimo y undécimo grados, cuando la historia juega un papel de la mayor importancia en la formación de los estudiantes. Por esa razón, la historia debe incorporarse a todos los grados de bachillerato desde sexto hasta undécimo.
Así como la historia debe concentrarse en bachillerato, la geografía debe concentrarse en primaria. Es decir, la geografía no desaparece en bachillerato, como tampoco la historia en primaria. Pero la intensidad de cada una varía y, por lo tanto, no debe ser igual en primaria que en bachillerato.
Ojalá se haga el esfuerzo en cada institución en la semestralización de estas dos áreas. Soy partidario de la semestralización de todo el plan de estudios. Para la enseñanza de la historia y la geografía resulta casi indispensable. De esa manera la intensidad horaria semanal se puede organizar en forma más razonable. Muchas instituciones educativas han adoptado la semestralización de todas las áreas con muy buenos resultados.
Resulta imperioso rescatar la enseñanza de la historia y la geografía. En las condiciones históricas del país y del mundo, estas dos áreas adquieren una trascendencia fundamental para la formación de los estudiantes. Y, especialmente, en Colombia, ante los desafíos que le impone a la educación las teorías de la globalización, la política de apertura económica, el Tratado de Libre Comercio, la enseñanza de la historia y la geografía con unos contenidos que le permitan un conocimiento de la nación y de su devenir, se convierten en una instrumento estratégico para la formación de los estudiantes.