En la vida, eres tu recorrido. Semblanza de Leila delgado Almanza

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Carmelo Chamorro Espriella, Sincelejo, julio 20 de 2022

Leila Delgado Almanza participó de manera decisiva en la formación del Moir en el departamento de Sucre. Y permítanme una anécdota personal. Me precio de ser de los más antiguos en conocer al Moir, por haber sido del MOEC en Tunja por los años sesenta, mientras estudiaba en la UPTC, y en 1968 dedicamos muchas reuniones a leer y discutir lo planteado por Francisco Mosquera en el documento “Hagamos del MOEC un auténtico partido marxista leninista”. En eso estábamos cuando se dan dos hechos que me distancian de Tunja: mi grado universitario y mi nombramiento como profesor en el colegio Simón Araujo de Sincelejo. Entonces la relación política con Tunja quedó en el limbo. Aún no se había dado la Revolución de la Multimedia. No obstante, del activismo estudiantil en la Universidad, paso al activismo sindical y nos dimos a la tarea con otros colegas a la creación de la Seccional de la Asociación Colombiana de Profesores de Enseñanza Secundaria -ACPES- en Sucre, nuestra trinchera de combate por las reivindicaciones gremiales, y es cuando ocurre, en 1973, la llegada de Leila Delgado a Sucre en su condición de cuadro de pies descalzos, en apoyo a Alfonso Hernández, a quien le dan la responsabilidad de construir partido en Sucre. Su nombramiento como profesora en el mismo plantel posibilitó nuestro encuentro y no tarda en relacionarme con Alfonso y sin darle tantas vueltas me hago militante del Moir, al toparme con mis raíces ideológicas. Mérito de Leila. Y conformamos junto con ella, Hernández y su esposa Graciela la organización en este departamento. Después arribarían otros descalzos. Eran tiempos difíciles, sobreviviendo en un ambiente hostil, tomado por las guerrillas de izquierda entonces de moda, dispuestas a que la semilla moirista no fructificara por estos lares. Y Leila siempre allí, dando ejemplo de tenacidad, constancia y perseverancia. Y muy solidaria, su casa era también para todos los compañeros que hicieron tránsito por estas tierras; siempre encontraron un techo, un alimento, una voz de aliento. La llamábamos, “nuestra hermana del alma”. Laboralmente se desempeñó como profesora del “Simón Araujo” y del “Antonio Lenis”, y también concursó y ganó una plaza como directora de Núcleo Educativo, y coadyuvó a la creación de la Asociación Nacional de Directores de Núcleo y Jefes de Distritos Educativos -ADINUJED-, desde la cual estos docentes directivos se vinculaban a las luchas del magisterio. También le alcanzó el tiempo para escribir una “Monografía del Departamento de Sucre”, muy útil para el aprendizaje de la geografía sucreña.

 

Pero antes de su paso por Sucre, ya Leila Delgado venía de un largo recorrido que le forjó su talante revolucionario. Nacida el 20 de agosto de 1948 en Soplaviento Bolívar, en el seno de una familia campesina, de vida sencilla y trabajo duro. Por destacar, cursó estudios secundarios en el colegio Barranquilla para Señoritas, y superiores en la Universidad del Atlántico donde obtuvo el título de Licenciada en Ciencias Sociales y Económicas, y Posgrado en Magister en Psicopedagogía en la Universidad Pedagógica de Bogotá. Y siendo profesora de la Universidad del Atlántico, se acogió a la política de Pies Descalzos del MOIR, se fue para Valledupar, se vinculó a la Universidad Popular del Cesar, donde duró poco porque Simón Trinidad, que hacía parte de la Junta Directiva, intrigó en su contra al enterarse que era del Moir. Y del Cesar emigra a Sucre, fogueada en mil y un combates. Hizo un buen trabajo partidario, y por razones familiares nuevamente enrumbó a Barranquilla, para formar parte del Regional del Atlántico, concursó y ganó una plaza de Supervisora de Educación, allí es socia fundadora de la Unión Nacional de Supervisores de Educación -USDE- Seccional Atlántico, donde ejerció cargos directivos. Por destacar, también fue directora del Centro de Estudios e Investigaciones Docentes -CEID- de la Asociación de Educadores del Atlántico -ADEA-. Los últimos años de su fructífera vida los dedicó a investigar y a escribir sesudos ensayos en periódicos y revistas, y un libro sobre Pedagogía. Sus tesis siempre las soportaba en Indicadores para revestirlas de rigor científico. Estudió actuación en el Pequeño Teatro de Medellín y escenificó en las tablas muchas obras, primero en la capital antioqueña y luego con el Teatro Experimental del Atlántico, en donde mostró sus dotes actorales.

 

Una última faceta, su hogar: casada con Alberto Luna, su compañero sentimental y de lucha de toda la vida, y madre de dos hijos, Pavel y Sandra, objeto de sus mayores desvelos.

La muerte la sorprendió escribiendo una novela sobre las vivencias en su terruño Soplaviento.

 

El recorrido de su fructífera existencia muestra los rasgos sobresalientes de LEILA DELGADO ALMANZA, a saber: Una mujer polifacética, activista sindical, dirigente política, docente, docente directiva, investigadora, lectora empedernida – una enciclopedia andante-, mente ilustrada, escritora, actriz, feminista, pero, sobre todo, revolucionaria, seguidora de las enseñanzas de Francisco Mosquera, hasta la médula. Todo en ella era pasión, fervor y mística revolucionaria. Valor civil para hacer denuncias y afrontar riesgos. Compromiso y lealtad a su partido, no fidelidad perruna sino sopesada por la razón.

Reciedumbre de carácter, ni a palo la doblegaban en la defensa de sus convicciones, pertenecía a la estirpe de los soldados que mueren de píe, irreverente, por encima de ella solo su sombrero; insobornable, de una sola pieza; no le asentaba el papel de bombera sino el de fogonera; frentera, sin pelos en la lengua, “al pan, pan y al vino, vino”; respiraba indignación por todos los poros frente a la corrupción, a la opresión, a la injusticia. Poseía el temple de la “Pasionaria”.

 

El pasado 30 de junio bajó a la tierra una mujer formada en el MOIR, que contribuyó a nuestra fructífera experiencia en el Polo Democrático Alternativo y que con todo entusiasmo acogió, siempre de tiempo completo, la decisión de trabajar en nuestro partido DIGNIDAD, a cuyas actividades se vinculó en el departamento del Magdalena. Su ejemplo perdura en los tiempos. Gloria eterna a Leila Delgado Almanza. Paz en su tumba y un abrazo solidario a sus familiares y amigos más cercanos

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