Crece en el continente americano la Resistencia Civil en contra de las políticas de privatización que impone el Fondo Monetario Internacional

Paraguay:

Duro se ha luchado en Paraguay en contra de la Ley 1.615 que apunta a privatizar las empresas de servicios públicos, la banca estatal y las principales carreteras. En desarrollo de la lucha, campesinos, estudiantes, obreros, mujeres y objetores de conciencia constituyeron el Frente de Defensa de los Bienes Públicos, el cual acaba de ganar la suspensión indefinida de la venta de Copaco, la empresa de teléfonos de ese país.

En el triunfo jugó un papel clave la participación del campesinado, que en jornadas multitudinarias bloqueó en varios puntos las carreteras paraguayas y se mantuvo en pie de lucha, no obstante la represión oficial. Y seguramente vendrán nuevas luchas, porque la decisión de ese pueblo es no permitir que el patrimonio público sea sacrificado en el altar del capital financiero internacional y, mucho menos, dejarse reventar a punta de peajes y tarifas.

Perú:

En días pasados, el gobierno peruano vendió las empresas de energía Egasa y Egesur, las cuales fueron adquiridas por el monopolio belga Tractebel por 167 millones de dólares, a pesar de que en libros valían 300 millones y que con esa compra los compradores adquirían un poder monopólico prohibido por la leyes peruanas, pues ya eran propietarios de Enersur, otra electrificadora. Con esta última compra, el capital financiero de Bélgica, uno de los más brutales del mundo si se recuerdan sus atrocidades coloniales en África, se aseguraba el control del mercado de la electricidad de todo el sur del Perú.

Ante este hecho, empezaron grandes protestas sociales en las ciudades de Arequipa y Tacna, a las que Alejandro Toledo, Presidente del Perú, respondió con la declaratoria del Estado de Emergencia (norma que suspende los derechos democráticos ciudadanos) y con la afirmación despótica de que “no me temblará la mano para seguir con las privatizaciones… a pesar de aquellos que pretenden alborotar el gallinero”, actitud típica de los cipayos que gobiernan en América Latina en representación del capital extranjero.

Mas los pueblos de Arequipa y Tacna no se amilanaron y persistieron en su exigencia de derogar la privatización, reclamo multitudinario que en cosa de un par de días recibió el respaldo de los pueblos de otras ciudades peruanas como Iquitos, Cusco, Ullaca, Moquegua y Pucno, donde decenas de miles se sumaron a las marchas, cacerolazos, bloqueos de vías, quemas de llantas y demás formas que la Resistencia Civil americana ha venido creando para oponerse a quienes los esquilman. Inclusive, hasta huelgas de hambre realizaron varios alcaldes de las poblaciones rebeldes y el rector de la principal universidad del Cuzco encabezó una manifestación de más de cinco mil estudiantes.

Una vez quedó claro que la protesta tendía a aumentar en todo el país, Toledo, ahora sí acobardado y manso, derrotado por la inmensa movilización popular, decidió echar hacia atrás las privatizaciones que motivaron el alzamiento ciudadano.

Poco a poco crece el número de habitantes del globo terrestre y, especialmente, latinoamericanos que entienden que la globalización neoliberal es una enorme agresión de los Estados Unidos y los otros países capitalistas desarrollados en contra de los pueblos más pobres de la tierra, y que esa agresión debe ser derrotada por la organización y la Resistencia Civil de todos los auténticos patriotas y demócratas.

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