Libardo Gómez Sánchez, Neiva, marzo 19 de 2018
La campaña presidencial es el escenario propicio para discutir los criterios con que se formulan los programas de gobierno, en su argumentación todos, a pesar de plantear políticas diferentes y contrapuestas, pretenden convencer a los electores de que la suya es la que redimirá los problemas que los aquejan; dos temas, entre otros, son de inevitable discusión por la importancia que tienen en la vida de las gentes en la actualidad: la producción de energía y la producción agropecuaria.
El primero ha sido abordado por las campañas de Duque y Vargas Lleras, proponiendo mantener la política minero energética de Uribe y Santos, que facilita la inversión extranjera mediante concesiones en la construcción de Hidroeléctricas, la explotación petrolera, oro y otros metales y exenciones tributarias y gabelas a granel, permitiendo modos devastadores de producción como el fracking; por otro lado la Colombia Humana recomienda abandonar este modelo y priorizar las denominadas energías limpias como la eólica y la solar, apuntando a una solución meramente tecnológica; la Coalición Colombia contempla el aprovechamiento de la energía y los recursos naturales como la resultante inevitable de la presencia de la vida en el territorio, el cual debe enfocarse en resolver necesidades básicas de la población y no en instrumentos de reproducción y crecimiento del capital financiero. La contemplación del paisaje no permite la elaboración teórica y científica necesarias para encontrar alternativas que armonicen la supervivencia de la humanidad y del planeta, solo es posible encontrarlas transformando la naturaleza.
En relación con la producción agropecuaria que genere riqueza y trabajo, el candidato del Centro Democrático y del Vargas Santismo, mantienen el criterio del Libre Mercado y la concurrencia de los productores sin la protección del Estado; Petro reduce el análisis a un problema de la distribución de la tierra, no incluye en su propuesta la revisión de los TLC firmados con EEUU y Europa que han inundado el mercado interno de productos extranjeros que quiebran a los productores nacionales, en el Libre Comercio nuestros campesinos terminaran perdiendo sus predios; Fajardo manifiesta la importancia de convertir al campo en el proveedor de alimentos y materias primas del mercado interno, para lo cual revisara los acuerdos suscritos e instrumenta la educación, la ciencia, la tecnología, la innovación, como elementos claves en los avances de la industrialización y el desarrollo agropecuario.
El debate no puede continuar centrado en los chismes y las malquerencias, con nitidez puede devolverle la esperanza a los Colombianos, que continuamos convencidos de que este país si tiene arreglo.