José Arlex Arias, Cartagena, octubre 15 de 2019

Según la revista Dinero del 2 de abril de este año “la población de colombianos en el exterior asciende a cerca de 4,7 millones de personas, por estimativos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Significa que cerca del 10 % de los colombianos viven en el exterior y esta diáspora sería igual a la segunda ciudad más grande de Colombia después de Bogotá… de ellos el 34,6 % están ubicados en Estados Unidos, el 23,1 % en España, el 20 % en Venezuela, el 3,1 % en Ecuador y el 2 % en Canadá. El porcentaje restante estaría en otros destinos menos frecuentes, como México, Panamá y Australia… Al mismo tiempo, es importante señalar que el origen de estos migrantes corresponde en su mayoría a Bogotá con un 18,27 %, Antioquia con un 13,79 %, Valle del Cauca con 10,16 %, Cundinamarca con el 5,56 %, Santander con el 4,72 % y Atlántico con el 4,47 %”. Las Naciones Unidas dijeron que el número de migrantes en el mundo llegó a 258 millones de personas en 2017, esto es cerca del 3,4 % de la población total, y todo apunta a que la cifra siga creciendo.

 

El Banco Mundial reveló que el año pasado las remesas que enviaron los emigrantes a sus países, en su mayoría de ingreso bajo y medio, llegó a 529.000 millones de dólares, superando a la inversión extranjera directa, aforada en 344.000 millones de dólares. Según el Banco de la República, Colombia recibió el año pasado giros de sus connacionales por 6.325 millones de dólares, y calcula que, hasta agosto, en este año 2019 se llegue a 7.000 millones, para sustentar a cerca de 2,4 millones de familiares. Dichas remesas equivalen al 17 % de las exportaciones, superando las ventas al exterior de oro, café, flores, banano, aceite de palma, azúcar y productos químicos, e incluso al carbón, constituyéndose esta mano de obra en el segundo producto de exportación después del petróleo. El valor de esa mano de obra al cambio del año pasado equivalía a más de $14,3 billones, pero por la devaluación del peso dará un 15 % más de capacidad adquisitiva al que recibe los dólares, pues el año pasado su promedio de cambio estuvo a $2.956,43, mientras que el de este año va en $3.245.10, incluso con transacciones de hasta $3.503. El 94 % de los recursos que vienen del exterior se destinan a gastos corrientes de la casa. Los jefes de hogar, especialmente las mujeres, son los principales beneficiarios en cerca del 70 % de los casos.

 

Parth S. Tewari, coautor del artículo Brains Abroad de McKinsey y el libro Indios sin Fronteras, le dijo a revista Dinero que “no es común que el 10 % de la población de un país viva fuera de sus fronteras”. La mayoría de los colombianos tienen múltiples razones para irse pero hay tres principales: La falta de oportunidades porque no se ha hecho lo suficiente para aprovechar estratégicamente su talento; el atraso del país que invierte muy poco en desarrollo y sostenibilidad; y la violencia. En esa diáspora hay de todo: desde intelectuales, profesionales hasta obreros, y personas buenas, regulares y malas, pero en su conjunto forman una gran fuerza de trabajo que hoy sustituye los ingresos que debían producir la industria, el agro y la innovación, arrasadas por el modelo capitalista, principal causante de esta separación familiar, de sus penurias y en la mayoría de los casos de su sobreexplotación. ¡Los colombianos tienen que unirse para derrotar las trabas de su desarrollo!

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