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Rafael Reyes, San Gil, junio 30 de 2022
La semana pasada Rodrigo Londoño líder de las extintas Farc dijo ante la Justicia Especial para la Pa, JEP, en su sala de reconocimiento: “En nombre de las ideas revolucionarias cometimos delitos de lesa humanidad, pedimos perdón.”
Entre dichos delitos se tiene que reconocer el vil asesinato de LUIS EDUARDO ROLON, cometido el domingo 30 de junio de 1985, en la vereda Humareda Baja, municipio de San Pablo, Bolívar. Este año se cumplen treinta y siete de cometido tan execrable crimen. Con sus asesinos lo separaban grandes discrepancias políticas e ideológicas, ”..pero el único daño que les había infligido consistió en señalarles, ante los asalariados y demás estratos productivos, sus inconsecuencias y procedimientos proditorios…”
El MOIR, su partido, jamás dirimio las discrepancias con sus contradictores mediante la violencia, es más, desde la misma fundación como bandería política, a finales de la década de los sesenta, estableció claramente el deslinde con la lucha armada y los metodos terrorista, optó siempre por la lucha organizada y pacifica, postura que ha caracterizado a los militantes que recibieron formación de Francisco Mosquera y a los que continuan defendiendo su legado. Por ejemplo a raíz del secuestro y posterior asesinato de José Raquel Mercado, presidente de la CTC por parte del M19 (Tribuna Roja No 20, marzo de 1976), también ante el secuestro de Jaime Betancur Cuartas, hermano del hoy ex presidente Belisario Betancur, (Tribuna Roja No 46,diciembrede 1983,¡¡Basta al de terrorismo¡¡): ”llevamos alrededor de veinticinco años contemplando las inútiles y costosas hazañas de un extremo izquierdismo dado en nuestro medio casi que silvestremente…”.
Por ello, ante la pregunta hecha por el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, en el acto de entrega del informe final realizado en el teatro Jorge Eliécer Gaitán, este martes 28 de junio, quien ante lo estremecedor de este informe impetró:¿..en dónde estaban los partidos? podemos contestar con autoridad moral y política, y con beneficio de inventario que Luis Eduardo Rolón hizo parte de esa legión de hombres y mujeres que se opuso en el debido momento al terrorismo y a la lucha armada. Un contingente que entiende que la raíz de todos los males que aquejan a la nación colombiana está en la dependencia del gobierno de EE.UU. y las imposiciones que le hace a los países pobres como el nuestro, pérdida de la soberanía, empobrecimiento de la población, quiebra de la producción nacional, crecimiento de la leonina deuda externa, pérdida del mercado interno, entre otros males.
Ante las actuales circunstancias políticas y en los prolegómenos de la posesión del nuevo mandatario de los colombianos y ante reiteradas declaraciones de sus conversaciones con voceros de Estados Unidos y de organismos multilaterales: ”yo me comprometí ante el FMI a reducir el déficit..”( periódico El Tiempo,16 de mayo del 2022), debemos señalar que la encrucijada en que está puesta la nación está determinando nada por una línea divisoria entre quienes secundan, alcahuetean o consienten el intervencionismo y quienes le oponen resistencia, lo condenan o rechazan. Esta línea debe resaltarse puesto que define el bando de quienes defienden la nación y el pueblo contra quienes sucumben ante los saqueadores del trabajo y la producción nacionales.
Ante esta postura frente a los organismos del capital financiero internacional, no haremos lo de Ulises en la guerra helénica, ni nos taparemos los oídos con cera, ni nos ataremos al mástil para desviarnos del camino que nos señaló Luis Eduardo Rolón quien rubricó con su sangre su pensamiento.
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