José Arlex Arias, Cartagena, octubre 7 de 2019
Los audios revelados por Vicky Dávila y Antonio Canchila en La W Radio, en la última semana del pasado septiembre, que exponen de manera descarnada cómo funcionan los carteles de la corrupción en Cartagena y Bolívar, no deben sorprender a los dirigentes, a los analistas, ni menos a la población de estos maltratados entes. Es un secreto a voces que en estos territorios se constituyen verdaderas “Bandas Criminales Electorales”, mal conocidas como “Casas Políticas”, que invierten miles de millones de pesos en los comicios con el objetivo de secuestrar los presupuestos de Cartagena –evaluado en $1,8 billones– y Bolívar –valorado en $1,3 billones–. Se conciertan para delinquir con la claridad de que robándose solo el diez por ciento de dichos presupuestos al año se embolsillan 310 mil millones de pesos y en los cuatro años $1,24 billones. Tampoco sorprende el asco y la discriminación con los que “esa alta y rancia” dirigencia trata al pueblo raso, con una actitud propia del déspota real con sus vasallos, humillando a los negros en su propio feudo.
Como la justicia por estos territorios sigue ciega, sorda y muda, siempre tendremos que hablar de presuntos responsables, así los indicios los condenen, puesto que después llegarán los dos mejores abogados del mundo: “vencimiento de términos” y “falta de pruebas”, dejándolos absolutamente “sanos” y graduados de grandes estadistas, rumbo a ascenderlos a nuevos cargos, incluso hasta llegar a la presidencia de la Nación: ¡pobre país! Entonces nos toca hablar de que los audios revelaron “cómo funcionaría un cartel de la contratación de Bolívar en el que supuestamente están involucrados altos personajes como el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, el presidente del Senado de la República, Lidio García, el gerente de Aguas de Bolívar, Miguel Torres Scaff (primo del candidato Blel), los líderes de las casas políticas como Vicente Blel Saad (padre del candidato a la gobernación Vicente Blel Scaff), Juan José García, Lidio García Tirado (candidato a la alcaldía de Cartagena) y William Montes” –así fue la cronografía de los medios de comunicación–. Ya “Vicentico” y “Lidito” se han autoproclamado en sus publicidades como los nuevos gobernador y alcalde de Bolívar y Cartagena, respectivamente. ¡Pobres bolivarenses y cartageneros!
Las revelaciones de los audios son convincentes, pero cuando la paquidérmica –cuando le conviene– justicia actúe, estos u otros candidatos “envainados” habrán terminado el mandato. Los modus operandi están descritos: cómo “construyen” el candidato, arman las alianzas, cuánto le corresponde aportar a cada uno y “la repartición del botín”, con la entrega de las Secretarías de Despacho, para que, vía presupuesto, “recuperen sus inversiones” con las jugosas ganancias que da la política como negocio. Mientras tanto siguen el hambre, la desnutrición, la miseria, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la violencia y la falta de empresas y desarrollo. Los bolivarenses y cartageneros tienen que entender que hay que romper ese círculo vicioso de vender el voto y de que existen otros candidatos capaces y honestos a los cuales brindarles una oportunidad como: Horacio Correa a la Gobernación; Nabil Báladi a la Alcaldía de Cartagena, David Múnera al Concejo Distrital y Luis Carlos Fuentes a la Asamblea Departamental ¡Anímense a derrotar a los corruptos!