Bogotá, octubre 1 de 2020

El mundo se encuentra en medio de una profunda crisis económica y sanitaria producto de la recesión económica mundial que se veía venir a finales del año pasado y la pandemia del Covid-19 reconocida en febrero. Organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, señalaron a finales de 2019 que 2020 sería un año de recesión económica mundial producto de la superproducción de mercancías, el excedente de capitales en manos del sector financiero y las multinacionales, esto aún sin coronavirus, la competencia por la preservación y conquista de mercados desatada por los Estados Unidos frente al resto de países del mundo, mostró el carácter de potencia dominante, agresora y capaz de hacer una política de guerra para quitar de en medio a cualquier competidor, la característica principal del escenario mundial es la condición dominante norteamericana y su proceder para quitar de en medio todos los obstáculos que se interpongan en su carácter hegemónico, por tanto, todas las acciones de los demás países van encaminadas a impedir el control absoluto por parte de los Estados Unidos y en tal sentido son acciones para preservar la competencia económica y la  contención de las acciones de toda índole, incluidas las militares que el imperialismo norteamericano haga contra los demás pueblos del mundo, como las naciones de China, su principal competidor, Rusia, India, la Unión Europea, Canadá, Brasil y demás naciones del orbe.

Donald Trump y Joe Biden compiten por la presidencia de los Estados Unidos en las elecciones del 3 de noviembre próximo, cualquiera que gane tendrá el reto de mantener a este país a la cabeza de la dominación mundial, el poderío económico, político y militar será utilizado para mantener su hegemonía, ambos partidos, el Demócrata y el Republicano han sido y serán los pilares del poderío norteamericano mundial, el peligro es aún mayor por la crisis en desarrollo, como siempre, el saqueo de los recursos naturales , la superexplotación de mano de obra, la extracción de riquezas de las naciones por el gran capital financiero y las imposiciones de los organismos internacionales serán las cartas que se jugará quien sea el presidente elegido.

El confinamiento de la población y el cierre de las economías ante los embates de la pandemia del coronavirus, trajo consigo el colapso económico mundial ya deteriorado por los signos de recesión,  la mayoría de países lo han afrontado colocando la intervención directa del Estado como la herramienta fundamental para paliar la crisis, ha sido con dinero, dinero y más dinero de las arcas estatales como China, la Unión Europea, Estados Unidos y muchos más, que ante la situación de emergencia, no han escatimado esfuerzos para mantener sus aparatos productivos con vida y a la población con subsidios monetarios y mercados suficientes para sobreaguar en la tragedia, de la misma manera, la atención especial del sistema de salud en cada país como herramienta fundamental para hacer frente a la  pandemia. Los resultados sin que aun sea definitivo están a la vista, aunque se esperan rebrotes tal como ya está aconteciendo en varios países, y que hasta que no haya la vacuna no se podrá descuidar nadie, será determinante para la recuperación económica y sanitaria las políticas que en estos frentes hagan principalmente los gobiernos, vamos a enfrentar una situación complicada, pero que de acuerdo al tratamiento acertado que se le dé a la reactivación económica por cada país, podrá avizorarse una recuperación en favor de las naciones y su población o un recrudecimiento de la dominación económica ante la necesidad del gran capital financiero de reacomodar las políticas para continuar el saqueo generalizado y el sometimiento a la mayoría de naciones y pueblos a sus intereses imperiales. En esencia sería descargar sobre los hombros de los trabajadores el peso de la crisis como siempre lo han hecho en estas circunstancias.

La política económica del país era desastrosa antes de la pandemia, nuestra economía venia mal, la ruina de la producción nacional, los altos niveles de miseria y desigualdad, el desempleo creciente, con una evidente condición inaceptable de dependencia externa, principalmente de los Estados Unidos, cargamos con una deuda externa de 145 mil millones de dólares, el  servicio de la deuda externa pública de 72,5 billones de pesos, lo cual se traga el 30,02 % del presupuesto general de la nación para el próximo año tasado en 241,5 billones de pesos, a esto se le añade que el déficit comercial es de 13.740 millones de dólares, generado por la política de libre comercio y los Tlc que ha imperado en los gobiernos de César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, los dos mandatos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, que  profundizado hoy por Iván Duque (quien lleva ya tres Tlc en andas, Israel, Japón, Inglaterra); nos han colocado a traer del exterior más de 14 millones de toneladas de alimentos, importaciones de manufacturas, bienes intermedios, vehículos y muchos otros renglones más, que son un golpe mortal para la producción nacional industrial y agropecuaria, a cambio de esto, nos sitúan es de exportadores de materias primas y de capital para las multinacionales y el sector financiero especulador. A más de lo anterior, la entrega y explotación de los recursos minero-energéticos, la inversión en servicios públicos y las comunicaciones son otorgadas en condiciones desventajosas y leoninas a los extranjeros. Para rematar, el reciente ingreso de Colombia a la OCDE incrementará la embestida, los dictámenes y los ajustes contra nuestra economía y los derechos de los trabajadores y la población. Por lo anterior, desde antes de la pandemia, los altos niveles de dependencia del país imposibilitaban cualquier crecimiento y salida del atraso; siendo esa dependencia el principal problema de la nación colombiana, dado que no tenemos soberanía económica, no hay producción, no hay creación de riqueza. La visita del Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo es la patética corroboración de la sumisión del gobierno de Duque.

El gobierno del presidente Iván Duque ha tratado la crisis económica y sanitaria de la peor manera posible en cuanto a los intereses de la nación y la población se refiere, pero ha sido el más fiel y obsecuente en aplicar las recetas ortodoxas del neoliberalismo y los intereses del capital financiero nacional e internacional y las multinacionales, así lo demuestran sus resultados.  El 25 de marzo se decretó la emergencia económica y sanitaria, han transcurrido más de 6 meses, en los cuales en dos emergencias económicas ha dictado 179 decretos bajo la regla de excepción con fuerza de ley, reformas laboral y pensional, gabelas sin fin al sector financiero, franquicias a los grandes importadores, más ventajas a las grandes multinacionales del sector minero energético, reducción de impuestos al gran capital y las multinacionales, vía libre a más privatizaciones de bienes del Estado, dádivas a los fondos privados de pensiones, regalos de capital a las EPS, premio de 370 millones de dólares a la multinacional extranjera Avianca, y por el contrario, ha negado el subsidio a las nóminas de las pequeñas y medianas empresas nacionales, flexibiliza los despidos de trabajadores, impone el trabajo por horas, elimina la pensión de jubilación a los actuales y futuros trabajadores cambiándola por los miserables auxilios de los BEP, elimina la barrera del salario mínimo legal tanto para pensiones como para salarios, estableciendo como legal lo que hoy es ilegal, es renuente a conceder la renta básica a 9 millones de hogares, ha abandonado a su suerte a las micro, pequeñas y medianas empresas condenándolas a la quiebra inexorable, poco o nada ha hecho para beneficiar a los productores agropecuarios campesinos e indígenas agobiados por las importaciones de alimentos, los bajos precios para sus productos y las deudas,  no ha atendido la desgracia de más de 5 millones de trabajadores que perdieron el empleo, niega la matrícula cero para todos los estudiantes de universidades públicas, deja a la deriva a las universidades privadas, impone la alternancia a clases de los maestros y estudiantes públicos, en fin, desolación y recorte de derechos para la mayoría de los colombianos y gabelas por doquier para los bancos y el capital financiero extranjero.  Ese es el gobierno de Duque.

La catastrófica situación que padece hoy el país no tiene señales de franca y pronta recuperación, las medidas para salir de la crisis no corresponden con las que se requieren con urgencia, ya muchos países han impulsado la recuperación de la economía con un fuerte aporte de dinero estatal, solo un ejemplo, la Unión Europea destino de su fondo común la suma de 750 mil millones de euros para los países que la conforman, señalando de antemano que el 50% de esos aportes son no reembolsables, con el propósito de que de manera eficaz alcancen los niveles de la economía de antes de la pandemia, no hay de otra forma. Pues en Colombia, Iván Duque lanzó el plan de reactivación económica basado en tres pilares, la inversión extranjera, la exportación de productos primarios y la economía naranja o turismo, todas recetas ya fallidas por más de 30 años de apertura económica, lo que sucederá inevitablemente será la toma mayor por parte del capital imperialista de lo que aun sobrevive de producción nacional, en esta línea, ya acordaron con la misión norteamericana en reciente visita  al país el plan “Colombia crece”, que coloca 5 mil millones de dólares de inversión privada extranjera en el sector rural. Para completar el cuadro, persiste el endeudamiento externo con entidades como el FMI con el cual acordó un avance del cupo de endeudamiento por 5.300 millones de dólares, entidad que redujo su cálculo de crecimiento de la economía colombiana en el 2020 a -8,2%, lo cual reafirma el panorama sombrío que se cierne sobre Colombia y sus habitantes.

El pasado 16 de junio, el Comité Nacional de Paro, teniendo en cuenta las graves consecuencias de la crisis económica y sanitaria, radicó ante la presidencia de la República el Pliego de Emergencia, que contiene 6 puntos que recogen las principales necesidades y actuaciones que consideramos debe hacer el gobierno para paliar de mejor manera la calamitosa situación, allí señalamos de donde debe salir la plata que la hay en las reservas internacionales, la emisión de moneda por el Banco de la República, la renegociación de la deuda externa y los ajustes a la inversión de infraestructura, demostramos que plata si hay, e igualmente exigimos en este pliego a manera de introducción la defensa de la vida y la paz, y el rechazo a los asesinatos de los líderes sociales y de exguerrilleros en proceso de reincorporación.

La respuesta del gobierno dada apenas el pasado 6 de septiembre refleja de manera tajante el carácter autoritario y de desprecio hacia las urgentes necesidades del pueblo colombiano, burlándose del pliego de emergencia y del Comité Nacional de Paro, negando cualquier posibilidad de reunión con los firmantes del pliego y diciendo que no había plata para atender nadad de lo peticionado. Entre tanto los sufrimientos de la población son inmensos, el desempleo de julio trepó al 20,2%, al que hay que sumarle los ¿inactivos y nos dan 21,8 millones de colombianos varados; la quiebra y la ruina de las Pymes que aportan el 80 % del empleo es catastrófico, es la muestra de la mayor crisis económica en la historia de Colombia.

A pesar de que la pandemia continua causando estragos en la población mundial y que aún no se ha logrado la vacuna contra el Covid 19, en Colombia nos ha tocado realizar la movilización social contra las políticas de Duque y el imperialismo que no han cesado de aplicarse a pesar de la pandemia, en principio fue de carácter virtual debido a los altos índices de contagio que durante los primeros cinco meses imposibilitaron la protesta en las calles, utilizamos las redes sociales al máximo para mantener en alto el espíritu de lucha que se plasmó en el paro nacional del 21 de noviembre, exitoso, masivo y pacífico de nuestra parte contra el paquetazo de Duque, la OCDE el FMI, el Banco Mundial y por la vida y la paz. Corroborado lo anterior por la sentencia de la corte suprema de justicia que profirió el fallo el 21 de septiembre exigiendo al gobierno de Duque el respeto a la protesta social, conceder las plenas garantías para su desarrollo y pedir perdón por la brutalidad policial contra los manifestantes. Consideramos que ya es hora de volver a las calles, en un paso a paso, inicialmente desde las centrales obreras y las organizaciones sociales agrupadas en el CNU y el CNP convocamos a las caravanas nacionales vehiculares el 7 y el 21 de septiembre, con resultados exitosos, muestra de la inconformidad generalizada en la población contra el gobierno de duque y sus políticas antinacionales, se hace necesario la preparación de nuevas jornadas nacionales de lucha, creemos que hay condiciones favorables para seguir elevando los niveles de movilización, por tanto, hay que impulsar el paro nacional para el jueves 21 de octubre, hay muchas más razones de las que originaron el paro del  21N del 2019, aunemos los esfuerzos y concentremos nuestras exigencias en los pliegos de 104 puntos junto al Pliego de Emergencia,

Es muy preocupante para la inmensa mayoría de colombianos el incremento del autoritarismo, las acciones violentas, las tendencias y las actuaciones de corte fascista  que ha caracterizado al gobierno de Iván Duque, aprovechando el confinamiento obligatorio, ha aumentado el proceder autoritario, aplicando en las sesiones del Congreso de la República para aprobar sus nefastos proyectos de ley, así mismo Duque secunda la actitud desafiante de Álvaro Urbe Vélez contra la Corte Suprema de Justicia ante la medida de aseguramiento por los delitos de obstrucción a la justicia y soborno  a testigos en un proceso contra el senador Iván Cepeda, colocándolo prácticamente por encima de la ley, su ministro de defensa Carlos Holmes Trujillo comete desacato al hacer el esguince ante la orden de la CSJ de pedir perdón por la brutalidad policial cometida en el Paro Nacional del 21 de noviembre, quien además miente abiertamente con la actuación frente a la ilegal presencia de tropas norteamericanas en Colombia, ante lo cual ha sido llamado a comparecer ante el Senado para un debate de control político por el senador Jorge Enrique Robledo.

El aumento de la violencia y la represión impulsadas desde el alto gobierno contra la protesta social pacífica y masiva que es nuestra forma de manifestar el descontento generalizado contra el pésimo gobierno, van en contravía del uso legítimo del derecho constitucional de la protesta ya ratificado por la sentencia de la corte suprema de justicia, hace cuatro años se firmaron los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC-EP, gran júbilo y alegría embargó a los colombianos, el fin de más de medio siglo de lucha armada, la terminación de los flagelos del conflicto armado. Sin embargo, las acciones desarrolladas por el presidente Duque y su partido de gobierno el Centro Democrático por tratar de modificar los acuerdos de paz suscritos en la Habana, como lo son cambiar las reglas de la justicia especial de paz JEP, entrabar y/o negar a implementación de los compromisos para la reincorporación a la vida civil de los excombatientes que se acogieron al acuerdo y están cumpliendo sus reglas, el asesinato de más de dos centenares de reincorporados, las amenazas y estigmatizaciones, la disposición de los recursos económicos acordados para el proceso, la protección y seguridad para quienes están en las zonas de ETCR y la financiación adecuada de los proyectos productivos de estas comunidades, así mismo como la inversión económica y social, el control  y seguridad por parte del estado de las antiguas zonas de conflicto que permitan que esos territorios queden libres de las fuerzas del narcotráfico y la ilegalidad que hoy las tienen aterrorizadas con la ausencia total del Estado y la actuación criminal de las bandas armadas en parte responsables de los asesinatos a líderes sociales y las masacres a la población inerme. Exigimos también que se adelantes las conversaciones para alcanzar un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla del ELN, que ambos actores pongan voluntad de paz y sus actuaciones den la confianza necesaria para la terminación definitiva del conflicto armado en Colombia.

Es muy lamentable y reprochable que en el pasado mes de septiembre hayan sucedido los hechos protagonizados por la policía nacional en Bogotá y en otros lugares del país que han dejado el asesinato del ciudadano Javier Ordoñez y los acontecimientos de los días 9 y 10 del mismo mes en donde fueron masacrados 14 personas en medio de la reacción de protesta airada contra los CAI de la policía en Bogotá, en donde el hecho predominante fue la brutalidad policial y la arremetida a bala de la policía contra personas incluso que ni siquiera estaban involucradas en los hechos.

Debemos insistir de parte del movimiento social en el carácter pacífico de nuestras protestas, pero también es claro manifestar que se requiere el cambio de los protocolos de la fuerza pública que eviten la pérdida de vidas en las protestas sociales, el disparo de fusil de un soldado que segó la vida de una joven en Miranda Cauca corrobora la justeza de las peticiones de los colombianos, algo malo está pasando, es urgente corregir estas deficiencias y garantizar por parte de la fuerza pública la vida honra y bienes de los colombianos, ese es el clamor nacional, Duque atienda estos llamados, acate las sentencias de los organismos judiciales,  que el presidente y el ministro de defensa pidan perdón a las víctimas y al país por los hechos irregulares que las tropas y agentes bajo su mando realizaron el 21 de noviembre y días posteriores hasta hoy, la democracia y la civilidad deben ser observadas y practicadas por las autoridades a todo nivel, incluso en medio de la protesta social.

Solicitamos a los miembros de esta Junta Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores CUT adelantar todas las acciones de preparación de las acciones de movilización pacíficas y masivas que acordemos. Las actuaciones del gobierno de Duque profundizan aún más la enorme crisis que estamos padeciendo, se hace necesario la conjunción de todas las fuerzas de la nación y el pueblo para con la fuerza de la movilización y la protesta civilizada obligar al gobierno a atender las peticiones plasmadas en el pliego de 104 puntos y en el pliego de emergencia presentados por el comité nacional de paro, que nos vayamos a organizar, propagar y difundir los objetivos ya trazados, coloquémonos junto a las masas de trabajadores y pobladores que reclaman con justeza el cese de la política económica en contra de los intereses nacionales,  fortalezcamos los Comités de Paro tanto nacional como regionales e impulsemos con alegría, tesón, argumentos y decisión el paro nacional el próximo 21 de octubre.

Bogotá, octubre 1 de 2020

Ejecutivos de la CUT:

DIOGENES ORJUELA, CARLOS RICO, WINSTON PETRO, MANUEL RIVAS, TIMOTEO ROMERO, ELIAS FONSECA (Polo Democrático Alternativo)

HUBERT BALLESTEROS (Partido Farc)

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