De cómo una inversión de 61 millones de pesos se convirtió en dos mil millones en apenas seis años, valorizándose en casi treinta veces

Cada privatización que se ha hecho en Colombia ha ido acompañada de documentadas denuncias acerca de que el patrimonio nacional se ha vendido a menosprecio. Pero la comprensión general de estas denuncias siempre ha tropezado con el obstáculo de que se trata de ejercicios teóricos, los cuales les han facilitado a los neoliberales armar galimatías supuestamente “científicos” para justificar su posición de socios o alcahuetes de las rapacerías. Pero para aclarar de una vez por todas el asunto, solo había que esperar a que los compradores beneficiados empezaran a revender lo adquirido, con el propósito de realizar sus ganancias especulativas.

Y eso ya empezó a ocurrir, por lo menos en el caso de Emas, la empresa que se quedó con la sección de basuras de las antiguas Empresas Públicas de Manizales. En ese negocio se le vendió a seis particulares, escogidos a dedo por la alcaldía en 1994, el 51 por ciento de la empresa, porcentaje por el que pagaron la ridícula suma de 448 millones de pesos. Entre los favorecidos estuvo la Corporación Financiera de Caldas —hoy Corficafé—, la cual adquirió casi el 15 por ciento de esas acciones por 61.2 millones de pesos.

Dice La Patria del 11 de Noviembre de 2000, que Corficafé le vendió a Soluciones Ambientales de Latinoamerica (Salas S.A.) —perteneciente a la norteamericana Danner Company— su parte en Emas en alrededor de dos mil millones de pesos, suma que significaría que valorizó su inversión en 32.7 veces (!!!) en apenas seis años, sin contar las fuertes utilidades que hizo en el período. ¿Excelentes empresarios? ¿Genios de las finanzas? ¿Sabios de la economía? Nada de eso. Vivos, especuladores, que se favorecieron con la privatización de una empresa que funcionaba perfectamente y que se les vendió a precio de ganga a sabiendas de que las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional la valorizarían al máximo, porque dispararían las tarifas de la recolección de basuras de la forma escandalosa que lo han hecho, luego de que se les entregara gratuitamente el lote del relleno sanitario, se destruyera el sindicato, se quedara el municipio con el pasivo pensional y se determinara que a los nuevos trabajadores se les pagaría la mitad y se los haría trabajar el doble que a los antiguos.

La venta de acciones de Emas a una empresa extranjera significa también que empezarán a exportarse las utilidades de la empresa, con lo que el sudor de sus trabajadores y el hambre con la que pagan las tarifas tantos caldenses ya no acumularán riqueza, y producirán desarrollo en el país, sino en el exterior.

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